Mi experiencia como opositor al Cuerpo Superior de Inspectores de Trabajo y de Seguridad Social y mi trayectoria profesional posterior, me confirma que quienes destinan, con voluntad y disciplina, unos años de su vida al estudio de una oposición, adquieren una formación de primer nivel que luego podrán aplicar a lo largo de toda su vida profesional. Una oposición es, sin duda, un “ascensor social” que cuenta con muchas ventajas personales y profesionales aunque hay que entender que no la única vía para alcanzar metas personales y profesionales.
Los conocimientos jurídicos adquiridos en una oposición constituyen un gran activo pero es necesario advertir que la tendencia al aislamiento individual y social durante los años de estudio y la metodología excesivamente memorística y en ocasiones con nula o limitada visión práctica del entorno empresarial son también o, pueden serlo, una desventaja al acceso a oportunidades en el sector privado.
Entre las competencias enormemente positivas adquiridas durante una oposición destacan la ambición; la resiliencia; el aprendizaje; la gestión de recursos; la comunicación (especialmente en los ejercicios orales); la gestión del tiempo; la gestión de la información; la gestión del estrés y el equilibrio emocional.
Los opositores tienen, sin discusión, la capacidad de alto rendimiento para adquirir nuevos conocimientos; para identificar y tratar de manera efectiva gran cantidad de información; la capacidad de priorizar objetivos y programar actividades y ejecutarlas en el plazo previsto; y, especialmente, la capacidad de establecer metas elevadas para sí y de perseguirlas con determinación.
Sin embargo, durante los años dedicados al estudio de la oposición, así como en los inmediatamente posteriores, no se atiende adecuadamente el desarrollo de otras competencias relevantes como la negociación; el trabajo en equipo; la escucha activa; la visión de negocio; la orientación al cliente; el optimismo; la delegación o el emprendimiento.
En este contexto, considero el proyecto de FIDE de creación y lanzamiento del “Club de Opositores con talento” como una idea extraordinaria que tiene el ADN de FIDE de contribución desde la sociedad civil a cubrir carencias formativas de un colectivo que ha tenido éxito en su oposición o, que ha decidido cambiar de hoja de ruta y reinventarse, en las muchas oportunidades que ofrece el mercado laboral.
El Club de Opositores con Talento (COT) será una magnífica oportunidad de crecimiento profesional y personal de sus miembros para poder conseguir otras metas distintas, como trabajar en un despacho de abogados, acceder a vacantes de empresa o progresar en posiciones de gestión o directivas en el sector público en posiciones que demandan no solo conocimientos jurídicos, económicos o técnicos sino también una serie de competencias profesionales que se requieren en los ecosistemas laborales.
Finalmente, creo que el Club de Opositores con Talento (COT) puede ser un importante “motor” de cambio personal para mejorar el autoconocimiento personal y valorizar la importancia de la voluntad y del aprendizaje continuo y de las habilidades sociales incluido el networking. La voluntad y la autoestima es el centro de nuestra libertad y de nuestra historia personal. Y, tanto personal como profesionalmente, el Club podrá ayudar a sus alumnos a ser la persona y profesional que quieran ser y a acceder a nuevas y mejores oportunidades laborales. Estoy seguro que el Club ayudará a los alumnos a conocerse más a sí mismos y a completar su formación y a proponerles metas de mejora elevadas e ilusionantes para que se comprometan a recorrer un camino de mejora continua de su propia vida. Valdrá la pena, sin duda alguna.

Carlos de la Torre
Socio del Área Laboral en Gómez, Acebo y Pombo. Miembro del Comité Coordinador del Club de Opositores con Talento. Consejero Académico de Fide.