Mi experiencia como opositora al turno libre de acceso a la carrera judicial y mi experiencia profesional posterior, me confirma que quienes destinan, con seriedad y rigor, unos años de su vida al estudio de una oposición a los cuerpos generales de la Administración del Estado, adquieren una formación sólida para el ejercicio profesional. Los conocimientos adquiridos constituyen los pilares sobre los que después se irán asentando habilidades, experiencias y otros conocimientos que permitirán un gran desarrollo profesional.
Sin embargo, durante los años dedicados al estudio de la oposición, así como en los inmediatamente posteriores, no se atiende adecuadamente la preparación en áreas que después serán determinantes. Se evidencia de manera llamativa en la ausencia de conocimientos sobre el mundo profesional en general, sobre las diferentes oportunidades laborales que existen, en la carencia de habilidades imprescindibles para una incorporación adecuada al mundo profesional y también en el desconocimiento de las propias capacidades.
Trabajar en un despacho de abogados, en una asesoría jurídica de empresa o en una institución pública, por poner un ejemplo, requiere no solo conocimientos jurídicos, económicos o técnicos sino también una serie de habilidades profesionales que tradicionalmente no han sido atendidas en el periodo de estudio de la oposición.
El tránsito del periodo de estudio al periodo de trabajo profesional demanda una atención específica a todas estas habilidades, garantizando con ello una elección adecuada y una mejor adaptación al nuevo proyecto que se va a desarrollar.

Cristina Jiménez Savurido
Presidente de Fide y miembro del Comité de Dirección del Club de Opositores con Talento. Magistrada en excedencia.